martes, 11 de noviembre de 2014

Reseña de la trilogía "50 Sombras de Grey"

¡Atención, spoilers!

Conseguí leerme esta trilogía a la segunda. Me explico: me enteré de su existencia allá por el 2012, concretamente a finales de año. Por aquel entonces cada tomo costaba unos 18 euros, por lo que descarté inmediatamente leérmelos en papel, a pesar de que es mi forma predilecta de lectura. De hecho, empecé a leérmelos en el móvil, tal y como me aconsejó una amiga; pero era incapaz de estar más de 15 minutos seguidos sin que se me cansara la vista. Dicen que con los lectores electrónicos no pasa eso, que es lo mismo que un libro de verdad y que algunos incluso se tienen que usar con la luz encendida, como las primeras Game Boy. Yo de momento sigo prefiriendo el soporte de papel, ya sé que es más caro y menos ecológico pero no sé, llamadme antigua; a mí me gusta tener el libro entre las manos, usar cualquier cosa de marca páginas y guardarlo en mi estantería cuando lo termino para volverlo a leer en algún momento del futuro. Bueno, que me desvío del tema; el caso es que lo dejé más o menos después del primer polvo entre Christian y Anastasia porque era incomodísimo leer en la pequeña pantalla de mi móvil (el primer Smartphone que tuve, un Nokia de unas 3 pulgadas) y porque los exámenes de enero estaban a la vuelta de la esquina. Por cierto, mi amiga se leyó los 3 libros en el móvil, claro que su pantalla era de más de 5 pulgadas. Yo es que nunca he sido muy afortunada con la tecnología, jamás en la vida he tenido un móvil o un ordenador magnífico, siempre he ido a lo low cost. De hecho esa es la razón por la que al final me leí la trilogía, porque 2 años después, en verano de 2014; encontré cada tomo a 6,95 euros. Ya no tenía excusa, como rezaba la promoción.

Volví a empezar desde el principio porque aunque me acordaba más o menos de lo que pasaba hasta el primer polvo, sabía que había cosas de las que me había olvidado completamente; como de los personajes de Katherine y José. Aunque luego me di cuenta de que daba igual, dada la poca transcendencia de ambos en el conjunto de la historia, pero no adelantemos acontecimientos. Me leí los 3 libros en unas 2 semanas, y porque me pilló en verano y es cuando menos tiempo paso en casa. La conclusión general es que estoy completamente de acuerdo con la mayoría de opiniones que he leído en internet (porque en mi círculo más cercano solo se hablaban maravillas) y que afirman que esta trilogía no está mal, pero cumple mucho menos de lo que promete. El que se encargara del marketing se merece mucho más reconocimiento que la escritora, aunque en determinados sectores creo que lo tenía bastante fácil.


Como he comentado anteriormente, todas mis amigas y conocidas se deshacían en halagos hacia las novelas: bonita, apasionante y excitante eran los adjetivos con los que más se referían a la trilogía. Pero, sin ánimo de ofender a nadie (y menos a mis amigas); es muy fácil impresionar a unas jóvenes que apenas acaban de abandonar la adolescencia (y la virginidad), que lo último que se han leído es la saga Crepúsculo y que nunca han leído nada erótico. Creo que este último motivo es el más importante para entender por qué 50 Sombras de Grey les resulta excitante, y es que sencillamente no tienen nada con lo que comparar. Por eso creo que la trilogía ha tenido tanto éxito: porque para la mayoría de las mujeres que la han leído, era su primera lectura erótica. Era la primera vez que leían un polvo, cosa de la que Crepúsculo te dejaba con muchas ganas. Para las que nos pilló terminando la pubertad (me incluyo aunque yo ya estaba un poco más crecidita) fue la continuación perfecta de la saga vampírica, el paso del romanticismo y el pudor a la lujuria y el desenfreno. Sin embargo, y esta es mi opinión, las novelas de 50 Sombras son excitantes y ahí se quedan; porque pueden llegar a encenderte la libido en un momento determinado pero acaban cansando (más adelante explico detenidamente por qué). En cuanto a si son bonitas, reconozco que tienen algunos puntos románticos (los justos para que las lectoras de Crepúsculo no pierdan la fe en el amor eterno); pero en cuanto a si son apasionantes… Sí, la lectura es fácil y rápida y puede considerarse que “engancha”; pero he de comentar que en algunos pasajes me costó horrores continuar.

Vamos primero al tema del sexo, que es el que más interesa. Que sí, que los primeros pasajes te encienden la imaginación, incluso puede que “te calienten el horcate” como se dice aquí en mi tierra; pero en el trigésimo sexto polvo te empiezas a cansar. Más cuando te das cuenta de que toda la novela es así; de que aparte del insulso monólogo interior de la protagonista la historia es únicamente sexo. Seamos sincer@s; 50 Sombras de Grey no destaca por una trama fascinante ni unos personajes bien conseguidos, hasta las famosas 50 sombras decepcionan. Me pasé las 3 novelas deseando descubrir la inquietante explicación de porqué Christian es como es; y hasta eso me pareció soso y predecible. Pero de eso hablo más adelante. Siguiendo con lo del sexo, a mí por lo menos no me escandalizaron tanto las técnicas de BDSM que se describen en los libros. Reconozco que hubo alguna cosa que otra que me llamó la atención y que estaría dispuesta a practicar (no seamos mojigat@s, ya que el libro es solo sexo, por lo menos habrá que coger ideas); pero ni de lejos es tan sorprendente como lo anunciaban. El problema de nuevo es ese, que las expectativas juegan en contra. Y que conste que yo no practico sexo con fustas ni látigos, pero supongo que me esperaba más. Una amiga mía llegó a contarme que su novio se lesionó mientras imitaban uno de los pasajes del libro y claro, yo flipé. Pero flipé aún más cuando por fin me lo leí, pues no encontré cómo podía nadie lesionarse haciendo eso; y menos el hombre. La mujer quizá, por eso de estar atada y tal, pero ya no me atreví a preguntarle a mi amiga qué narices hicieron.

En cuanto al argumento, se resume como un rollete de una noche: solo sexo. Espero con ansia la adaptación cinematográfica porque no sé cómo se puede hacer una película de esta saga sin que sea porno. Hay muy poco argumento, muy poca historia, muy pocos pasajes sin sexo; por lo que imagino que habrá muchas escenas de folleteo a cámara lenta con canción romántica de fondo. Y es que al menos el libro no da para más: personajes principales muy predecibles, personajes secundarios completamente prescindibles y una historia de amor que ni siquiera es apasionante. No, lo siento, yo no me he enamorado de Christian Grey. Y no me gustaría que ninguna chica lo hiciera. Y es que una cosa es ser un dominante en la cama, que puede llegar a ser excitante; y otra es serlo en la vida real. Si Grey no fuera un guapísimo millonario nadie dudaría en llamarle machista y controlador obsesivo. Y esto último no es ningún secreto, queda completamente claro en el libro. Anastasia ni siquiera puede salir a tomar una copa con una amiga sin que él se enfade, y eso no se puede disculpar en la sociedad de hoy en día por muchas sombras que tenga el señorito. Que esa es otra, lo de las sombras; que vale que de pequeñito lo pasó muy mal; pero se ha criado en una familia cariñosa (y rica, que no digo que las familias adineradas sean mejores, pero se pueden pagar un buen psicólogo) durante el tiempo suficiente como para superar el trauma. Y luego está lo de la señora Robinson, pero él fue su sumiso, lo cual no explica por qué le gusta ser dominante. Yo no sé mucho de este tema pero tengo entendido que cuando una persona adopta el rol de sumiso o dominante, no lo cambia con el paso del tiempo porque es algo que va implícito en la personalidad de cada uno. Pero en fin, a irritante a la personalidad de Grey no le gana nada.


¿Y qué decir de Anastasia? Ya era difícil ser más sosa que Bella, pero la escritora de 50 Sombras lo ha conseguido (recordemos que empezó como un fanfic de Crepúsculo). Pero bueno, al menos el personaje de Bella era original; pero yo creo que ya está bien de protagonistas tímidas, dóciles y con baja autoestima. Por no hablar de la virginidad, que me puedo creer que Bella la tenga con 17 años, pero ¿una universitaria con veinte y pico? Aunque eso es un detalle menor, que cada uno conserve su pureza cuanto quiera (y allá quien se lo crea). Lo que de verdad me preocupa es el prototipo de mujer que parece que se está imponiendo en este tipo de novelas. Vuelvo a repetir que se puede ser una sumisa en la cama como forma de darle morbo a las relaciones sexuales; pero no me gustaría que nadie se creyera que la mujer ideal es aquella que también es sumisa fuera del dormitorio. Anastasia no puede hacer absolutamente nada sin pedir permiso, al de las sombras le molesta incluso que trabaje; mientras que él puede hacer absolutamente lo que le venga en gana. De hecho, ella también tiene que hacer lo que él desee, tanto dentro como fuera de la cama. Ya sé que es ficción y no un manual de cómo comportarse en pareja, pero repito que me preocupa que las jóvenes lo tomen como ejemplo, y más cuando ya vienen influidas por el personaje de Bella.

En definitiva, que Anastasia no me cae tan mal como su pareja, pero creo que le falta un poco más de sangre en las venas. Los momentos en los que más disfruté fueron cuando mandó a Grey a la mierda al final de la primera novela (aunque sabía que caería rendida en sus brazos al comenzar la segunda) y cuando se enfadó con él por el numerito que le monta cuando le dice que está embarazada en la tercera. Es decir, cuando le planta cara y demuestra un poco de fuerza y seguridad en sí misma. Sin embargo, esos momentos son demasiado escasos. La novela se desarrolla entre polvos intercalados por los sosos pensamientos y momentos de la vida cotidiana de la protagonista; y hasta cuando no está con Grey la tía no hace otra cosa que pensar en él. Mejor dicho, no hace otra cosa que someterse a él. Y yo lo siento mucho pero a mí me ha llegado a cansar muchísimo el ritmo de los libros, ya me aburrían incluso los momentos de sexo. Más de una vez, ante el predecible comienzo de un polvo, pasaba las páginas en vez de leérmelo. Y es que llegan a hacerlo tres o cuatro veces seguidas, y eso cansa incluso solo leyéndolo. Constantemente echaba de menos un poco de argumento, un poco de historia para entretener la cabeza y no la libido (quizá porque para eso ya tengo el sexo real).

Y es que se le podía haber sacado un poco más de chicha a los personajes secundarios. La presencia de José me hizo pensar que podría estar (de nuevo) ante un triángulo amoroso, algo que a pesar de típico podría haberle dado más emoción a la historia. Y el personaje de Katherine está únicamente para justificar el primer encuentro entre la pareja protagonista, ya que al ponerse enferma le cedió su puesto de entrevistadora a Anastasia. Por lo demás, que alguien me diga qué pinta esta muchacha. ¡Qué pena me daría a mí tener una relación tan fría y distante con mi mejor amiga! Podrían haber tenido más conversaciones, al menos más profundas, haberse dado más consejos teniendo en cuenta que sus ligues son hermanos; yo que sé, un poco de “charla de chicas” en vez de tanto monólogo de la protagonista. Creo que la escritora manda de viaje dos semanas a Katherine para quitársela de en medio y no tener que prestar atención a ningún otro personaje aparte de la pareja. Y es que lo mismo pasa con los padres de Anastasia y los padres de Grey: están de adorno. Estos últimos podrían haber ayudado a la protagonista a entender mejor a Christian, por ejemplo. Los únicos secundarios que tienen alguna influencia en la historia son la señora Robinson y el jefe acosador de Anastasia, al menos dan algo de acción a la trama. Porque la ex sumisa de Grey (Leila o Leia o algo así) parecía que iba a poner las cosas algo emocionantes pero al final resultó ser una completa decepción.

Pero no todo de esta saga es malo. Para empezar, es entretenida y fácil de leer, como he comentado antes engancha aunque la escasez de sucesos emocionantes pueda llegar a aburrir en determinados momentos. Pero por lo que de verdad destaca 50 Sombras de Grey, por lo que creo que ha tenido tanto éxito y es algo que al menos hay que reconocerle; es por haber liberado sexualmente a muchas mujeres de muchas edades. Éstas han perdido el miedo a leer sexo, a hablar de sexo y a vivir el sexo. Han descubierto que se pueden hacer más cosas en la cama aparte de las típicas y que no hay nada de sucio o pervertido en ello, ni tampoco en disfrutar leyendo ese tipo de cosas. Eso sí, la saga está bien siempre que se sepa interpretar con cabeza. Es este post me he hartado de decir que se puede ser sumisa dentro de la cama pero no fuera, o, qué narices, ¿por qué no puede ser una mujer la dominante? Disfrutar de la intimidad con tu pareja no está reñido con ser una mujer fuerte, que sabe ponerse es su sitio ante un hombre. Aunque el ejemplo sea un poco vulgar, que una mujer se ponga a cuatro patas ante su pareja no significa que luego le tenga que pedir disculpas por salir sola a la calle. Así que por favor chicas, sed sensatas. Un chico que respete y valore vuestra personalidad es mucho mejor que cualquier millonario trastornado, por muy guapo que sea

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