miércoles, 3 de diciembre de 2014

Reseña de la trilogía "Los Juegos del Hambre"

En pocas palabras: lo mejor que me he leído hasta ahora. Y es que esta trilogía no se merece menos, no se le puede poner ni una sola pega. Bueno, quizá alguna, pero no adelantemos acontecimientos. Aun así son unos libros tan buenos, tan apasionantes y que encierran unas lecciones tan importantes que no me extraña que también fascinen a adultos a pesar de ser considerados más apropiados para el público adolescente. En realidad creo que esta saga podría enganchar a gente de cualquier edad, pues la moraleja de esta historia es, a mi juicio, universal. Pero de nuevo me estoy adelantando.

Lo cierto es que no comencé a leérmela hasta haber visto las dos primeras películas. No me gusta leerme un libro después de ver su adaptación cinematográfica porque al menos a mí me condiciona bastante la lectura. Por ejemplo, si determinado actor no me gusta, ya le cojo cierta “manía” al personaje; a pesar de que el escritor no tenga la culpa de que el artista no haya conseguido transmitirme la verdadera esencia del mismo. Eso me pasó con Bella de Crepúsculo, por ejemplo. Kristen Stewart no me gustó nada en la primera película y cuando me leí el primer libro de la saga ya tenía ciertos reparos con la protagonista. Al final la Bella del libro consiguió caerme mejor que la Bella de la peli, pero le costó 4 libros. En fin, que me desvío, que yo no me leí Los Juegos del Hambre antes de ver la primera película por desconocimiento (no sabía que existía tal saga); y no me la leí después por indignación (no estaba dispuesta a pagar 18 eurazos por tomo). Sin embargo, después de ver la segunda película me enganché tanto a la historia que me decidí a hacerme con los libros como fuera. Finalmente tuve la suerte de comprar los tomos a 9 euros cada uno, de segunda mano pero en perfecto estado.


Desde la primera página del primer libro me di cuenta de que iba a ser algo completamente diferente a otras sagas que me había leído, y no hablo precisamente del argumento porque yo ya sabía lo que iba a pasar; sino del estilo de la escritora. Suzanne Collins escribe tan bien que el libro ya te engancha simplemente por eso, esta mujer ya puede escribir una historia futurista o la lista de la compra que ambas cosas las leería con fascinación. En comparación con Crepúsculo o 50 Sombras de Grey, en la que se nos cuentan muy pocas cosas con demasiadas palabras; Collins nos lo cuenta todo con en su justa medida. De hecho es fácil quedarse con ganas de más, mientras que en los otros dos casos a mi entender sobran páginas y páginas de monólogo interno de las protagonistas. Y eso que en los Juegos del Hambre la protagonista también es una chica adolescente, pero de Katniss hablaré luego más detenidamente.

El mérito de Collins no reside únicamente en su redacción, sino por supuesto en el fantástico argumento de sus obras. Y no uso el adjetivo “fantástico” precisamente en su acepción de “irreal” o “imaginario”, que por supuesto lo es, sino en su significado de “magnífico” o “excelente”. Y es que nos presenta un mundo imaginario pero perfectamente posible, sin desvariar demasiado, sin coches voladores ni viajes al espacio. Tan posible es, que yo creo que al paso que vamos tenemos más probabilidades de acabar malviviendo como en los distritos que prosperando a mejor. De hecho muchos de los temas que se plantean son perfectamente aplicables al mismo presente, y más en este país: la tiranía de un gobierno que se aprovecha de unos ciudadanos a los que oprime, que se queda con la riqueza que les correspondería a costa de recortarles todos sus derechos… ¿os suena? Bueno, quizá esté exagerando, al menos en España no estamos obligados a mandar a una pareja de cada comunidad autónoma a unos Juegos del Hambre. Tiempo al tiempo.

Otros temas que se tratan en las novelas son el hambre, como su propio nombre indica (chiste malo), la violencia y sus posibles consecuencias: la muerte o la supervivencia. Collins nos sumerge sin ningún tipo de anestesia en un mundo en el que es mucho más fácil palmarla que sobrevivir; y en este punto es donde más he encontrado críticas hacia la trilogía: en el hecho de que se habla con bastante crudeza de la muerte y de cómo ésta se produce para algunos personajes. Entiendo que, como he leído en algún lado, algunos lectores de corta edad hayan tenido pesadillas por culpa de la trilogía; por eso reincido en que yo no la recomendaría para adolescentes. Las tres novelas son una continua lucha de la protagonista por sobrevivir: en las dos primeras como tributo en los Juegos del Hambre, un reality show en el que 24 adolescentes (un chico y una chica de cada uno de los 12 distritos de Panem, país en el que se ha convertido Estados Unidos) luchan a muerte hasta que solo queda uno; y en el último libro se entabla una guerra en la que dichos distritos se enfrentan al Capitolio, zona del gobierno opresor y los privilegiados del país.

Con tal argumento las novelas no podían ser otra cosa que apasionantes, pero desde luego y como no podía ser de otra manera, lo mejor es el final. Y es que no fue para nada como yo imaginaba, sino que superó mis expectativas con creces. Cualquiera esperaría un final glorioso para la protagonista, en el que ocupa un lugar relevante en el nuevo Panem que ella ha ayudado a liberar y en el que se le compensan todas las tragedias vividas. Sin embargo, Collins descarta el final idílico y feliz y nos ofrece un desenlace con una lección moral mucho más profunda. En una guerra no hay ni buenos ni malos, todos son asesinos y todos sufren las consecuencias, incluida la protagonista. No obstante, es un final muy bueno para ella, teniendo en cuenta todas las atrocidades que ha vivido.

Hablando de Katniss, ¡ya era hora de una protagonista fuerte, valiente e independiente de la influencia de cualquier hombre! Ya me gustó bastante la de la película, excelentemente interpretada por Jennifer Lawrence; pero en el libro como casi siempre ocurre descubrí muchos más matices del personaje. Katniss es una adolescente obligada constantemente a sobrevivir (incluso desde antes de participar en el sangriento reality show), lo que la convierte en una persona con una fuerza y coraje admirables pero con un carácter un tanto frío e incluso calculador. De hecho, ella misma reconoce que la única persona a la que está segura de querer es su hermana, por la que se sacrifica para ir en su lugar a los Juegos del Hambre. A su madre le guarda bastante rencor porque tras la muerte de su padre ella no hizo nada por mantener a sus hijas debido a que se sumió en una profunda depresión, por lo que la tarea de llevar comida a la mesa recayó en Katniss, cuyos conocimientos de caza y naturaleza le ayudan sin duda a mantenerse viva en los Juegos.

Las novelas se narran desde el punto de vista de la protagonista, lo que permite empaparnos de su instinto de supervivencia. Katniss lo ve todo como una lucha por su vida y la de las personas que le importan, cosa que es lógica dado que continuamente se enfrenta a situaciones en las que dichas vidas peligran. Pero incluso para situaciones mucho más mundanas como puede ser elegir novio, valora sus opciones fríamente y pensando en su conveniencia y no en sus sentimientos; por lo que a veces se echa de menos un poco de sentimentalismo. Nos encontramos un triángulo amoroso sin dudas tormentosas de la protagonista ni enfrentamientos apasionados entre los candidatos a su corazón, pero al que en mi opinión se le da la importancia suficiente teniendo en cuenta que esta no es una novela romántica, sino de una temática completamente distinta.

El resto de personajes está igual de bien conseguidos. Por un lado tenemos a Gale, un luchador como Katniss con un profundo odio al gobierno e instinto de revolución; y por otro a Peeta, más dulce y romántico y al que no le preocupa la lucha, sino la propia Katniss. Los momentos más tiernos lo proporcionan los personajes de menor edad, como Prim, la hermana de la protagonista; o Rue, su aliada en los primeros Juegos. También le cogí mucho cariño a Haymitch, el mentor de Katniss y Peeta; e incluso a la repelente Effie Trinket, su escolta del Capitolio. He de comentar que ha esto último ha contribuido mucho más la Effie de las películas que la del libro, pues de hecho sus apariciones en las adaptaciones cinematográficas son diferentes a las de las novelas y más numerosas. Finnick, Johanna y Beetee, vencedores de otros Juegos del Hambre, también consiguieron caerme genial. Muchos de estos personajes mueren o acaban muy afectados, por lo que a través de ellos se nos vuelve a enseñar que en la guerra o la lucha todos pierden y nadie gana.

En resumidas cuentas y como ya he mencionado anteriormente, esta trilogía nos ofrece una historia apasionante, además muy bien contada, que se puede disfrutar a cualquier edad (pero no la recomendaría para las más bajas). Los únicos defectos que yo podría señalar son la excesiva frialdad con la que se tratan algunos temas y los comienzos un tanto lentos y aburridos de las dos últimas novelas. Esto se puede apreciar por ejemplo en la recién estrenada primera parte de Sinsajo, que corresponde lógicamente con la primera parte del libro de mismo nombre; y narra los sucesos menos emocionantes y con menos acción del desenlace de la trilogía. Mucha gente me comentó que se esperaban más “chicha” de esta película, pues es muy diferente de las dos anteriores. Yo lo que siempre explico es que los comienzos de En llamas y Sinsajo son un poco sosos, pero que hacen un contraste perfecto con las partes donde se concentra la acción.



De todas formas recomiendo tanto los libros como las pelis (y a algunos de mis amigos prácticamente los he obligado a verlas), pues estas últimas son unas excelentes adaptaciones de las novelas. Creo que las películas reflejan casi perfectamente el mundo futuro que Collins imaginó, y que los actores transmiten igual de bien el espíritu de sus personajes. En este caso el hecho de haber visto antes la peli antes no me influyó negativamente a la hora de disfrutar el libro, ni siquiera el haberle puesto cara de antemano a los personajes, pues repito que cada actor me parece una excelente elección.