martes, 27 de enero de 2015

Reseña de trilogía "Sin aliento", o cuánto daño ha hecho "50 Sombras de Grey"

¡Atención, spoilers!

De tod@s es sabido que a raíz del éxito de 50 Sombras de Grey (cuya reseña fue mi primer post: Reseña de la trilogía "50 Sombras de Grey"), se produjo un aluvión de publicaciones de títulos similares, es decir, de novelas eróticas. La novela erótica es algo que ha existido siempre, pero éstas a las que yo me refiero tienen en común que suelen estar protagonizadas por una joven inocente a la que seduce un guapísimo multimillonario. ¡Y cuánto me gustaría leerme alguna que se salgo un poco de ese esquema! Éste fue el motivo por el que me compré la saga "Sin aliento", porque parecía que iba a ofrecer algo un poco distinto (y porque cada tomo era baratísimo, solo 6,95 euros; lo que vienen a ser 7). Pero tras leer las 4 primeras líneas del primer libro, me di cuenta al instante de que estaba equivocada.

Sí, ya sé que parece que le tengo manía a la obra de E.L. James; pero es que si con ella ya salí un poco ofendida, la de Maya Banks me ha puesto de los nervios. ¿De verdad el comportamiento de las protagonistas es un modelo a imitar? ¿Qué pasa, que las mujeres solo nos ponemos cachondas cuando nos azotan, nos dan latigazos y nos atan las muñecas, y controlan por completo todos los aspectos de nuestra vida? Una relación sexual convencional, ¿no es erótica? O ya puestos en el tema del BDSM, ¿no puede ser la mujer la dominante, o la millonaria? ¿Y por qué los protagonistas tienen que nadar en la abundancia? ¿Una relación entre un fontanero y una cajera de supermercado no tiene glamour?

En fin, el argumento es el que es y no lo puedo cambiar. Si tengo que hacer un resumen de esta trilogía basta con decir que es una imitación (yo diría que incluso un poco descarada) de 50 Sombras, al menos el primer tomo, que tiene el inquietante nombre de Éxtasis (atención, que los otros dos se llaman Fervor y Frenesí). Este primer libro comienza directamente con el famoso contrato por el cual la protagonista se compromete a ser la sumisa de un guapo multimillonario, que es amigo y socio del hermano de la chica, que por supuesto también es rico (ella no lo es a pesar de que el hermano tiene, como se dice en mi tierra, billetes con pelusa; es que si no no tendría la misma gracia). Al menos Maya Banks se curra un poco más el trasfondo de las historias, por ejemplo, el hecho de que Mia sea hermana de Jace crea una trama interesante al enfrentar a éste último con Gabe, el amante de su hermana pero a la vez su gran amigo. Me queda por presentar a Ash, el tercer socio de la exitosa empresa que los ha hecho a todos ricos.


Por supuesto, Mia y Gabe tienen un final feliz, es inevitable que se enamoren después de tanto azote y humillaciones a la pobre muchacha. Porque hay una humillación que se lleva la palma, y esto es otra cosa en la que creo que se distingue Sin aliento de 50 Sombras, que los sucesos son mucho más crudos, más macabros. El segundo libro está dedicado a Jace, el hermano de Mia; que se enamora (bueno, al principio yo diría que se obsesiona) de una chica indigente con la que, por cierto, primero hace un trío junto a su amigo Ash. Porque resulta que Jace y Ash siempre comparten mujer, hasta que el primero se enamora porque claro, ahora su novia es algo de su propiedad (literalmente) y no puede compartirlo con nadie. Este libro es mucho más aburrido que el primero (salvo la escena del trío) y a mí incluso me resultó soporífero, me lo leí por pura fuerza de voluntad, porque soy muy cabezota y me propuse leerme la trilogía hasta el final.

Y el último libro (¿lo adivináis?) está dedicado a Ash, que también conoce a una chica mucho más joven que él (todas se llevan cosa de 10 años con sus amantes) y la acosa hasta que consigue que acepte ser su sumisa. En este caso la chica al menos tiene un poco de experiencia en el tema del BDSM, pero su anterior amo le pega; me refiero a que le pega de verdad, que la maltrata, que le hace sangre y todo. Ash la rescata de todo eso y comparte el mismo final feliz que sus amigos, de hecho, él y Jace acuerdan celebrar sus bodas a la vez. En fin, todo el rato más de lo mismo, escenas de BDSM incluidas. Pero al menos estos libros no son solo sexo, como he comentado antes, la autora se curra los trasfondos. Las historias están conectadas entre sí en una trama común que se resuelve al final, lo cual es de agradecer porque le da un poco de sentido a la lectura.

Pues no tengo mucho más que decir, solo que si os gustó 50 Sombras de Grey, pues os gustará esta trilogía. Si la otra os dejó un sabor un poco amargo, como a mí, esta os dejará un sabor aún peor. Al menos estos protagonistas no tienen un pasado turbulento con el que excusar su comportamiento enfermizo, directamente reconocen que son unos perturbados porque les gusta. Y dejan salir a sus chicas de fiesta, eso sí, porque les gusta luego tirárselas borrachas. Muy bonito todo.

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